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Nuevas soluciones para nuevos desafíos en la gestión de personas

Parece que empieza a calar el mensaje, hemos cambiado de época y comenzamos a ser conscientes de que en la que vivimos ahora mismo, sin necesidad de irnos al futuro, va a una velocidad de vértigo.

El dinamismo del mercado no entiende de tamaño, sector, procedencia, ni status. Sólo “acepta” a aquellos que son capaces de adaptarse e incluso, me atrevería a decir, a adelantarse a lo que sus clientes necesitan.

La innovación ya no es un diferencial, sino una necesidad estratégica y pasa por la implicación total del capital humano de las organizaciones. Auténticos protagonistas y no meros seguidores de órdenes como se caracterizaban épocas anteriores.

Escucha activa, análisis de gran cantidad de datos y comportamientos. Soluciones creativas, haciendo frente a diferentes limitaciones. Agilidad para transformar, para desaprender y moverse como pez en el agua en el estado de beta permanente.

¿No estamos acaso ante un auténtico desafío en la gestión de personas?

Las personas, los clientes, tanto externos como internos, son la base de la diferenciación, son quienes van a ayudar a aportar valor.
Ahora que, cada vez más, nuestro compromiso como consumidores pasa por obtener experiencias memorables y estar alineados con los valores y propósitos de las marcas.

¿No ocurre lo mismo con las personas en las organizaciones?

También necesitan sentirse escuchados, alineados con los valores de la empresa en la que trabajan, sentirse parte del proyecto más allá de ser un lugar donde trabajar. Siendo un sitio donde se pueda ayudar a desarrollarse, crecer y avanzar. Sobre todo, para los millennials, aunque casi podría atreverme a decir que cualquier generación que pueda cumplir con los requisitos nombrados, sería feliz y daría su 200%.

El tan nombrado y temido compromiso. El poder del engagement.  

Son temas, junto con la motivación, la satisfacción y el salario emocional, entre otros, que empiezan a ser defendidos por diferentes estudios y datos, no sólo en un acto de fé. Nos llevan a buscar nuevas soluciones para nuevos desafíos.

Nuevas soluciones para nuevos desafíos

Se comprueba cómo la creatividad, por ejemplo, fluye mejor en ambientes relajados o cómo el aprendizaje resulta más significativo a través de experiencias o simulaciones. 

La relación entre felicidad, rendimiento y motivación empieza a traspasar las fronteras del mundo personal para entrar de lleno en el profesional. Y ahí empiezan a surgir nuevas disciplinas de trabajo como es la gamificación.
El término gamificación, como tal, surge en 2008 pero su base, el juego, está con nosotros hace más de 3000 a.C y la diversión, seguramente, más.  
La gamificación utiliza técnicas, elementos, mecánicas y dinámicas del juego para resolver problemas o desafíos de entornos serios, es decir, objetivos de negocio, aprendizaje o, incluso, sociales. Apoyada en el análisis sociológico de las personas, conociendo sus motivaciones intrínsecas y extrínsecas y estableciendo un equilibrio en el uso de ambas. Siendo, el feedback continuo indispensable para reforzar el protagonismo para la persona, incidiendo positivamente en su participación.
En la gestión de RRHH resulta un gran aliado para resolver problemas de engagement o motivación, así como en el aprendizaje y desarrollo de competencias y habilidades.

La digitalización también está de nuestra mano

Los avances en softwares pero, sobre todo, su democratización en costes e inversión supone un punto más a favor para desarrollar políticas de gestión de RRHH conectadas con nuevas disciplinas como la gamificación.  

Obtener feedback inmediato para ambas partes (empleados y departamento de RRHH) así como su posibilidad de medir y analizar la información obtenida en casi tiempo real, nos ayuda a estudiar los resultados, establecer nuevos objetivos y realizar una mejora continua, midiendo el impacto real en el retorno de la inversión. Salvando una de las más importante trabas en la gestión de capital humano: cómo justificar la inversión más allá de indicadores utilizados hasta ahora.

Lo que está claro es que los profesionales de la gestión de RRHH somos responsables de impulsar la atracción, fidelización y desarrollo del talento. Escuchar las necesidades que existen en nuestras organizaciones y luchar por acercar las soluciones más eficientes. Permanecer con los ojos abiertos para estar al día, detectar y analizar las posibilidades de las que podemos dotar a nuestros equipos, siendo muy importante nuestro pensamiento crítico pero, también, nuestra valentía para confiar en la innovación y nuevas oportunidades.  

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Nerea Montañés
http://www.nereamontanes.es/

 

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