“Excusitis”: Dícese de la enfermedad que consiste en dar excusas de lo más diversas para no hacer algo o eludir responsabilidades. Sus efectos secundarios son aún peor: el fracaso y la desmoralización. Y lo peor de todo es que es sumamente contagiosa. En el ámbito empresarial, las excusas que lastran nuestra productividad se repiten una y otra vez.
David Schwartz describe muy bien la “excusitis” en su libro “La Magia de Pensar en Grande”. En él explica que hay 4 síntomas claros de esta enfermedad. Pero no temas, para todos existe un remedio.
1. La culpa es de la mala salud. ¿Realmente estás tan malo que no puedes hacer tu trabajo?
2. Yo no soy capaz de … ¡Dicen que hasta el 95% de los trabajadores lo ha sufrido! Creer en uno mismo puede suponer la diferencia entre alcanzar el éxito o quedarse en el camino. Para evitar que nos vuelva a ocurrir hay que reciclarse y aprender continuamente.
3. Echar la culpa a la edad. Vale que en tu empresa hay compañeros muchos más jóvenes y mejor preparados que tú. ¿Pero tienen la misma experiencia?
4. ¡Pero mi caso es distinto! Si te pones a mirar, seguro que tus compañeros han pasado por alguna situación parecida a la tuya. Deja la autocompasión y agarra el toro por los cuernos.
Las quejas disminuyen la productividad
Todos y cada uno de estos síntomas son las principales excusas que lastran nuestra productividad. Pero hay muchas más. Estas son algunas de las más comunes:
Ya sabes, si quieres alcanzar el éxito no pongas excusas. Márcate una meta y céntrate en alcanzarla.
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