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Clase virtual: ¿una herramienta de social learning?

¡Uno para todos, y todos para uno!» vendría a ser el lema de las nuevas herramientas de aula virtual que combinan colaboración con comunidad. ¿Son tan eficaces como la formación presencial, que permite a los participantes debatir entre sí y compartir la información? ¿Cómo se crean los vínculos? ¿Son estas herramientas realmente sociales?

UNA CLASE VIRTUAL COMUNITARIA

Es evidente que, en primer lugar, la clase virtual permite a los alumnos seguir un curso de formación a distancia en tiempo real, cualquiera que sea el lugar donde se encuentren. Se trata de una auténtica aula de formación a distancia para planificar y poner en contacto al instante a los distintos agentes de la formación. En pocos instantes, los usuarios se sumergen en un curso de formación tan vívido como si fuera presencial, con los mismos elementos de animación: pizarra blanca, puntero láser, pantalla y documentos compartidos, mensajería instantánea, etc. El formador va desarrollando el curso, y en todo momento puede hablar con los participantes.

En la actualidad, estamos decididamente volcados hacia las redes sociales y compartir información, así que la clase virtual de hoy en día es, además, una formidable herramienta de comunicación, también destinada al cambio de impresiones entre alumnos. De este modo, la comunidad es solidaria, y estrecha los vínculos entre los alumnos, al permitirles compartir sus preguntas, ámbitos de experiencia, observaciones, etc. El saber deja de ser individual, para convertirse en colectivo. Dado el caso, hablamos de una formación «P2P», un aspecto en que el aula virtual es una auténtica herramienta de social learning (consulte nuestra definición de social learning).

EL ALUMNO, AGENTE DE SU PROPIA FORMACIÓN

En una clase virtual, el alumno no está solo. Además de contar con el apoyo del docente -que habla en directo y no en una sesión grabada-, puede relacionarse con otros alumnos durante el curso, a través de diversas herramientas, como el chat o la videocámara. Se trata de un cambio en profundidad de los modos de formación, donde la consigna es la interactividad y la relación con los demás. Una clase virtual no es una formación unilateral en la que el alumno recibe la información de manera pasiva.

Ahora, el alumno es agente de su propia formación, gracias a lo digital: el cruce de opiniones y la interactividad son partes esenciales de los dispositivos existentes, para que las personas puedan compartir sus conocimientos. El social learning es la prueba de ello, y el entusiasmo que despierta no deja de aumentar.

¿Y PARA LOS DOCENTES?

Esta clase de dispositivo se aprende a manejar de una manera intuitiva: los docentes asimilan rápidamente el arte de animar una clase virtual, porque el entorno en que se mueven es muy similar al de una clase presencial. En la clase virtual, se dan cita los puntos fuertes de la formación presencial (ver a los demás, poder escucharlos, o comentar con ellos una misma imagen proyectada en la pizarra), pero sin los obstáculos que conlleva la formación presencial, como tener que desplazarse para asistir a clase, el coste, etc. Y lo que es mejor aún, al acabar la clase, el docente puede ver qué han comentado entre sí los alumnos, comprender qué puntos les han resultado más dificultosos y darles respuesta en el espacio común. Es una auténtica herramienta de social learning para todos y cada uno.

Conozca la nueva clase virtual de e-doceo en vídeo.

http://es.e-doceo.net/

 

 

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